martes, 26 de noviembre de 2013

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La palabra en la cuna. Reseña de Caballitos de sal por María García Esperón



Caballitos de sal
Anabel Sáiz Ripoll
Ilustraciones: Yolanda Mosquera
Editorial Pintar-Pintar
Asturias, noviembre 2013


Anabel Sáiz Ripoll ha situado la palabra en la cuna. Al oído del niño y de la niña acude un murmullo de origen. Es una nana y a través de ella el lenguaje se abre paso hacia esa vida de amor y de creación constante que es la del niño pequeño, de la pequeña niña.

Al borde de la cuna acuden los más bellos gestos: el abrazo, la inclinación del cuerpo, la sonrisa... necesitamos palabras para expresar esas noches y esos días de oblación tan pura que nos define cuando somos padres.

La escritora española tiene en su lenguaje una ternura infinita que bebe de la fuente de su propia infancia. Siempre está dispuesta a recibir la influencia bienhechora de la niña que fue y que vive en el centro de su ser. El nacimiento de su hija Teresa, el hecho maravilloso de dar la vida, se le tradujo en versos y canciones que vinieron a reunirse a los poemas que había compuesto para celebrar el advenimiento de los niños de su entorno familiar y amistoso.

Anabel es una mujer de letras. De letras que aman y se compadecen, que vibran y ensalzan, que buscan y sueñan.  Caballitos de sal es el primer álbum ilustrado que publica esta escritora prolífica, esta enciclopedista de la literatura infantil y juvenil contemporánea, esta madre convencida de que al alcance de Teresa siempre haya un núcleo de poema. Con estas nanas de musical delicadeza, Anabel convence al mundo de que se ocupe de la niña, del niño. Sin estridencias ni manifiestos atrae a los nuevos padres a la vieja sabiduría de cantar una nana y a través de ella entregarle el universo entero:

Si no te duermes, niña,
el sueño se escapará,
se irá volando por la noche
y a los otros niños desvelará.

Si no te duermes, niña,
la luna no saldrá,
las estrellas no jugarán al corro
y la tierra no descansará...


Los poemas que constituyen Caballitos de Sal son irradiaciones. Luz de luna emerge de estas páginas para inspirar a padres y madres, para invitarlos a aprovechar el tiempo iluminado de la primera infancia de sus hijos y admirar que haya sueño, que haya luna, que haya vida y esta duerma acunada en imágenes dóciles, en palabras bellas.

La luna viene cantando
su melodía de hilos de plata.
Las estrellas la acompañan
y el aire susurra notas.
Un sueño azul llena la casa.
Arrorró, mi niña bella.
Arrorró, mi cielo.

Caballitos de sal está ilustrado por Yolanda Mosquera con una combinación de técnicas que acentúan el encanto infantil de estas nanas. Papel recortado, tercera dimensión, dibujos sencillos y mucha poesía en la punta de los lápices... La ilustradora bilbaína tiene una habilidad extraordinaria para hallar asociaciones poéticas entre las cosas y crear imágenes que conquistan de golpe todos los sentidos del lector. Se apetece pasar los dedos por las ilustraciones para apreciar táctil e imaginativamente las diferentes texturas y los distintos planos que los recortes crean. Transmite la frescura de la mirada infantil e invita a navegar sobre la página la imaginación y a tomarse deleitosas e infantiles libertades. ¿Por qué no rascar suavemente con la uña para levantar unos de los pececillos que transitan suaves por ese sueño azul? ¿O tomar con mucho cuidado la red del marinerito y por fin, de una buena vez, atrapar esa luna?

Caballitos de sal nos hace cabalgar la infancia encantada, la cuna de nuestro origen. Con la sencillez de su arrorró nos restituye estrellas, nos libera de nuestras cargas y frustraciones, nos devuelve el amor a la palabra.  Caballitos de Sal, uno de los libros con que la Editorial Pintar-Pintar despide el año 2013 y saluda el 2014, nos instala, de nuevo, en la esperanza.
María García Esperón






jueves, 21 de noviembre de 2013

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"Caballitos de sal" en Pizca de Papel


 Reseña publicada en Pizca de Papel
Caballitos de sal es un poemario infantil que se centra en el género de las nanas o canciones de cuna. Son poemas muy musicales en los que cuenta el impacto sensorial, puesto que su primera finalidad es conseguir que sus destinatarios se duerman plácidamente. El género de las nanas es antiquísimo, hunde sus raíces en lo más profundo de los tiempos. Caballitos de sal es una especie de homenaje a esa poesía de lo cotidiano, cercana a las madres, a la tierra y a la vida. Donde haya una madre que meza una cuna, allí habrá una nana.

Los poemas que forman el libro son breves, de rimas asonantes, en su mayoría, y muy cercanos a la oralidad. Así, son frecuentes los estribillos y esa cadencia suave que invita al sueño. La risa, el mar, las estrellas, los delfines, las estrellas, la noche y el día se dan la mano, paso a paso, hasta tejer unos poemas en los que la ternura se hace verso.

Anabel Sáiz Ripoll es la autora de estos poemas que surgieron de manera casual, como regalo, y que, poco a poco, han ido creciendo, sobre todo, desde que ella misma fue madre. Yolanda Mosquera los ilustra con imágenes luminosas, que nos hablan también del sueño, de la ilusión, de la magia y de la fantasía. Donde haya un niño durmiendo, hay el inicio de una historia. Allí empieza Caballitos de sal.
Pintar-Pintar es la editorial que publica el poemario y lo hace con mimo y cuidado, como siempre. El libro, además, cuenta con una subvención de la Dirección General del Libro, Archivos y Bibliotecas para su publicación.

martes, 19 de noviembre de 2013

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En el estudio de Yolanda Mosquera: todo a punto

Yolanda Mosquera, la ilustradora de Caballitos de sal, deja que miremos en las trastienda de su estudio y comencemos a imaginar las ilustraciones que ha ido cocinando para acunar, al compás de las Nanas, a niños y niñas.

lunes, 11 de noviembre de 2013

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Una nana es de quien la canta: Anabel Sáiz Ripoll

Anabel Sáiz Ripoll. Foto: Nuria Balagué
Por María García Esperón

Anabel Sáiz Ripoll es conocida como una de las especialistas en literatura infantil y juvenil más destacadas del mundo hispanohablante.  A través de su blog Voces de las dos orillas ha difundido incontables propuestas de uno y otro lado del Atlántico.  Anabel tiene también la faceta de creadora, es narradora y poeta de amena e inspirada pluma. Quienes hemos leído sus microrrelatos nos encontramos también con una fina humorista. Y quienes la hemos tratado como persona quedamos subyugados con su calidez humana y su inagotable generosidad. 
En este final de 2013, Anabel Sáiz Ripoll entra como autora al mundo del libro álbum por la puerta grande: la editorial asturiana Pintar-Pintar publica su libro de nanas Caballitos de sal, con ilustraciones de Yolanda Mosquera. 
Sin duda el más hermoso regalo navideño, este libro de Anabel ilustrado primorosamente por Yolanda está lleno de sueños, de infancia y de afectos entrañables. Sobre el universo encantado de las canciones de cuna, Anabel y yo conversamos desde las dos orillas en una tarde otoñal e ilusionada. 

¿Cómo surgió en ti el interés por las nanas?

Creo que se ha ido fraguando con el tiempo ese interés. Recuerdo que a mis sobrinos les cantaba canciones inventadas, sobre todo, a los dos pequeños. Siempre me atrajo la imagen de la madre que canta nanas a pie de cuna. Pienso que es una estampa hermosísima y un retrato del cariño más puro.

 ¿De las qué has leído, cuál es tu canción de cuna favorita? ¿Y de las qué has escrito?

No sabría decirte. Me emocionan las de Gabriel Mistral y me conmueve la que Miguel de Unamuno, siempre tan bronco, dedicó a su primer nieto. Me parecen también maravillosas las de Gloria Fuertes. Si tuviera que darte un nombre actual, diría que las nanas de Ana Mª Romero Yebra son mis favoritas. En cuanto a las mías, tengo debilidad por “Canción de Cuna para Héctor”. Creo, además, que fue la primera que escribí hace muchos años ya. Mi sobrino Héctor, que ahora tiene 26, a los 9 años padeció una enfermedad que nos tuvo a todos desazonados y a mí, quizá para canalizar mis emociones, se me ocurrió escribirle esta nana que ahora aparece en el libro y que también tuve la suerte de que musicara Rosa Mª Sanahuja, la profesora de música del instituto donde trabajo, el Jaume I de Salou, con el título “Mi marinerito”.


¿Cómo nacieron los poemas de Caballitos de sal?

Caballitos de sal ha sido un libro de larga construcción, que se ha ido fraguando a lo largo de los años, conforme iba escribiendo alguna nana o alguna canción. Poco a poco ha ido creciendo y ha tomado la forma con la que se presenta al público lector. El nacimiento de mi hija Teresa ha precipitado, para bien, la conclusión del libro. Tengo muchas nanas desperdigadas aún a las que estas Navidades haré forma, como un regalo particular que quiero hacer a mi familia y amigos.




Cuéntanos alguna experiencia -vivencial, humana- que hayas vivido con alguna de tus nanas.


Ya te he contado el nacimiento de “Canción de Cuna para Héctor”. También, en el libro, se incluye un poema dedicado a Joana, que es la primera hija de una amiga mía. Cuando nació, hace 17 años, yo le regalé esta nana manuscrita. Sé que la enmarcaron y que la leían por las noches. No hace mucho, tuve que volver a escribirla porque la original había perdido el color. Fue emocionante para mí. Algunas de las que forman el libro las escribí cuando mi hija aún no había nacido. Son poemas por los que siento una especial ternura.

¿Cómo se relacionan la oralidad y la literatura infantil?

Creo que el germen de la poesía, por decirlo así, está en la oralidad, en los juegos infantiles, en las canciones de cuna. Es quizá lo más cercano a sus orígenes, en donde, de nuevo, la palabra se viste de gala y se hace autónoma. Una nana es de quien la canta, no de quien la escribe. Esa es la grandeza de la literatura oral.

 ¿Nos puedes hablar de tu experiencia personal con tu hija al cantarle nanas, contarle cuentos, etc?

A Teresa, que ahora tiene cinco años, le contamos cuentos desde recién nacida. Ahora cada noche hay que leerle un cuento o inventar varios. A veces ya la imaginación no da más de sí. Le gustan también las canciones de cuna y tengo todo un repertorio, entre inventadas y conocidas, que voy cantándole. Ella ya se las sabe. Recuerdo una anécdota reciente. Yo no me sentía muy bien y le dije que no podría cantarle, entonces ella me dijo: “Pues te canto yo, mama” y así lo hizo, me cantó todas las canciones una a una.

 ¿Qué opinas del trabajo que ha hecho Yolanda Mosquera en este libro?

Me parece precioso. Creo que sus ilustraciones dialogan con los poemas de una forma armoniosa y les dan una nueva proyección. Son ilustraciones vivas, llenas de luz, de sal, de mar, de sentimientos. Estoy muy contenta y agradecida con el trabajo de Yolanda.

sábado, 9 de noviembre de 2013

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La media luna es una cuna... (Miguel de Unamuno)


A mi primer nieto (Miguel de Unamuno)

La media luna es una cuna,

¿y quién  la briza?

y el niño de la media luna,

¿qué sueños riza?



La media luna es una cuna,

¿Y quién la mece?

y el niño de la media luna,

¿para qué crece?



La media luna es una cuna,

va a la luna nueva;

y al niño de la media luna,

¿quién me lo lleva?




viernes, 8 de noviembre de 2013

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¿Qué es "Caballitos de Sal"?


Caballitos de sal es un poemario infantil que se centra en el género de las nanas o canciones de cuna. Son poemas muy musicales en los que cuenta el impacto sensorial, puesto que su primera finalidad es conseguir que sus destinatarios se duerman plácidamente. El género de las nanas es antiquísimo, hunde sus raíces en lo más profundo de los tiempos. Caballitos de sal es una especie de homenaje a esa poesía de lo cotidiano, cercana a las madres, a la tierra y a la vida. Donde haya una madre que meza una cuna, allí habrá una nana.
Los poemas que forman el libro son breves, de rimas asonantes, en su mayoría, y muy cercanos a la oralidad. Así, son frecuentes los estribillos y esa cadencia suave que invita al sueño. La risa, el mar, las estrellas, los delfines, las estrellas, la noche y el día se dan la mano, paso a paso, hasta tejer unos poemas en los que la ternura se hace verso.
Anabel Sáiz Ripoll es la autora de estos poemas que surgieron de manera casual, como regalo, y que, poco a poco, han ido creciendo, sobre todo, desde que ella misma fue madre. Yolanda Mosquera los ilustra con imágenes luminosas, que nos hablan también del sueño, de la ilusión, de la magia y de la fantasía. Donde haya un niño durmiendo, hay el inicio de una historia. Allí empieza Caballitos de sal.
Pintar-Pintar es la editorial que publica el poemario y lo hace con mimo y cuidado, como siempre. El libro, además, cuenta con una subvención de la Dirección General del Libro, Archivos y Bibliotecas para su publicación.

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