sábado, 7 de diciembre de 2013

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"La magia del entendimiento"




La magia del entendimiento,  
por Elba García Hernández 

En las nanas de Caballitos de sal Anabel pone al desnudo su alma o toda esa ternura suya signando a los seres queridos. "Marineritos dormidos, nubes sin sombra, lunas y grillos, caballitos de sal...". Toda una constelación en la que Anabel se trasciende a sí misma, como otra Gabriela Mistral, derramándose en matenarles afectos, ya sea en sus sobrinos, en su hija, en los hijos de sus amigas, y yo diría que hasta en sus alumnos, a los que entrega parte de sí misma, como una prueba más de su singular sensibilidad, más allá del saber como enseñante, pero ejerciendo, acaso sin saberlo, esa magia que propicia el entendimiento entre dos generaciones.
Tengo la impresión de que Anabel es una de esas pocas personas que disfruta con todo lo que hace, a la que a un tiempo, necesitando dejar tras de sí constancia de ello, escribir, se le hace urgente.
Decía Gabriela Mistral, refiriéndose a sus canciones de cuna, recogidas en Ternura: "Nacieron, las pobres, para convidar, mostrando sus pies inválidos, a que algún músico las echase a andar, y las hice mitad por regusto de los arrullos de mi infancia y mitad por servir la emoción de otras mujeres...". Casi adivino en estas palabras de la premio Nobel chilena parecidos sentimientos en Anabel al escribir sus poemas.
Para que un día estos versos sencillos arrullen el sueño de los niños, convoco a los músicos a poblar el pautado cielo del pentagrama con estos Caballitos de sal, de Anabel Sáiz Ripoll.

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